martes, 1 de julio de 2008

¿Que hacemos con Boby?

Tanto si nos llevamos a nuestra mascota de vacaciones como si decidimos dejarla con algún familiar o en una residencia de animales debemos tener en cuenta una serie de precauciones para que su transporte y estancia vayan sobre ruedas.

Qué hacer con nuestro animal de compañía durante las vacaciones es una de las preguntas que debemos plantearnos antes de adquirirlo. No es casualidad que durante esta época se produzca el mayor número de abandonos de animales. Si queremos viajar pernoctando en hoteles, llevar la mascota puede ser un problema difícil de solucionar.

Las mascotas más pequeñas como peces, tortugas, pájaros, hámsters, cobayas, conejos, etcétera viven confinadas en sus jaulas o acuarios, se relacionan poco con nosotros y es fácil encontrar a alguien que se responsabilice de su cuidado durante nuestra ausencia. Por el contrario, el perro y el gato son un miembro más de la familia, disfrutan de nuestra compañía y sufren si nos separamos de ellos. Tomar una decisión puede ser muy difícil.

Si les preguntáramos a ellos qué quieren hacer por vacaciones la respuesta sería muy clara y distinta según se trate de un gato o de un perro. El perro se apuntaría rápidamente a venir con nosotros. Es una animal sociable, quiere ir siempre con su grupo y así nos lo demuestra. Cuando empezamos a preparar las maletas quiere participar, se muestra nervioso y excitado, no se separa de su dueño -no sea que desaparezca sin él- especialmente si ya ha tenido una mala experiencia, y si tiene la oportunidad, se sube al coche y de allí no hay quien lo mueva.

En cambio, lo que más valora el gato es su territorio. Si le preguntáramos nos contestaría que nos vayamos tranquilos, que él se queda en casa, con la despensa llena. Cuando ve movimiento de maletas por la casa se esconde debajo de la cama y evita con todas sus fuerzas que lo introduzcan en el transportín, y en honor a la verdad, la mejor solución para este animal es que permanezca en casa bajo el cuidado de algún familiar que le dedique unos minutos cada día.

Residencias caninas. La mejor solución para nuestro perro, aparte de la posibilidad de dejarlo con un conocido dispuesto a cuidarlo, son las residencias caninas. Hoy en día hay muchas residencias de calidad que ofrecen sus servicios, estancia y comida por unos precios que oscilan entre los 12 y los 35 euros al día. El precio varía según el tamaño del animal y la ubicación de la residencia. Es aconsejable visitar las instalaciones y pedir plaza con antelación. Muchas ofrecen servicios adicionales como paseos extras a la mascota, adiestramiento o agility. Es una manera de mantener a los animales más activos y distraídos.

Un perro sano suele adaptarse sin problemas y a los pocos días está totalmente integrado en su nuevo ambiente. Únicamente los perros enfermos o muy viejos, los que tengan problemas de comportamiento como ansiedad por separación o hiperapego al dueño y las razas miniatura pueden tener trastornos importantes por lo que no es aconsejable que los llevemos.

La residencia de animales también puede ser una solución para los gatos aunque hay pocas dispuestas a aceptarlos debido precisamente a los problemas que ocasionan. Muchos se niegan a comer, no aceptan el trato de los cuidadores, se vuelven agresivos y pueden enfermar. Únicamente son buenos candidatos para ir a una residencia los gatos muy sociables, acostumbrados a cambiar de ambientes.

Al terminar la estancia, muchos propietarios sienten complejo de culpabilidad cuando van a recogerlos, especialmente si ven que su perro está menos expresivo y cariñoso o le han cambiado el carácter. Hay perros que se adaptan mejor que otros pero no hay motivo para preocuparse, a los pocos días todo volverá a la normalidad.

Para llevarlo a la residencia es imprescindible que nuestro animal esté identificado con el microchip, que tenga el carnet de vacunaciones en regla y esté protegido mediante tratamientos antiparasitarios preventivos. Deberemos informar sobre la marca y tipo de alimento preparado que toma y en caso de estar enfermo llevar la medicación. Dejarle su cama y alguna prenda de ropa nuestra, así como su juguete preferido, puede facilitar su adaptación.

El animal viaja con nosotros. Si decidimos llevarlo de vacaciones con nosotros, ante todo debemos ser previsores. Si vamos al extranjero debemos informarnos en el consulado o embajada del país sobre qué requisitos son necesarios para entrar. En países exentos de rabia como el Reino Unido, los trámites deben empezarse seis meses antes de nuestra partida.

El coche particular es el medio de transporte más utilizado. Con los animales que están acostumbrados a viajar no debemos tener ningún cuidado especial a parte de cumplir con la normativa de tráfico. El animal no puede tener acceso al compartimento delantero del vehículo, debe viajar en los asientos traseros o en el maletero, atado a un anclaje, aislado con una reja o dentro de un transportín. Es importante aprovechar los descansos del conductor para sacarlo a pasear y que haga sus necesidades, así como evitar viajar en horas de calor si no disponemos de aire acondicionado.

En el caso de los perros que no están acostumbrados a viajar o que han tenido malas experiencias en el coche podemos consultar al veterinario para que nos recete algún tipo de tranquilizante.

Si vamos a utilizar un transporte público, también es importante ser previsores, especialmente con las compañías aéreas. Si nuestro animal junto con su transportín pesa menos de 6 a 8 kilos -dependiendo de la compañía-, puede viajar con nosotros en la cabina, encerrado en su caja durante todo el viaje. El número de animales que pueden viajar por vuelo es limitado: cuanto antes hagamos la reserva, mejor. Los perros de mayor tamaño viajarán en la bodega dentro de su transportín, que ha de proporcionar el propietario.

Los trenes de media y larga distancia, así como los de alta velocidad, aceptan que puedan viajar animales con el dueño siempre que pesen menos de seis kilos y estén encerrados en su transportín. Las normas pueden variar, por lo que es aconsejable consultar al hacer la reserva.

Los barcos tienen un espacio reservado para animales. Las normas varían según las compañías. En cambio, los autocares, en principio, no aceptan animales. Algunos toleran que viajen en su jaula dentro del maletero. En este caso debemos asegurarnos de que esté suficientemente ventilado.

Actualmente algunas compañías de alquiler tienen vehículos adaptados para el transporte de animales. Es una solución cómoda e interesante si vamos a pasar unos días en un lugar fijo.

Estancia en Hoteles. De los 11.000 hoteles existentes en España, 2.500 aceptan animales. El número va incrementándose año tras año y la Fundación Affinity los recoge todos en su Guía para viajar con animales de compañía.

Para poder llevar a nuestro perro a un hotel es requisito indispensable que esté bien educado y no moleste a los clientes. No podemos dejarlo solo en la habitación, aunque algunos hoteles disponen de un servicio de canguros. La mayoría de las casas rurales aceptan animales aunque habrá que consultarlo al hacer la reserva.

Que necesita nuestro perro para viajar. Estar identificado con el microchip y tener la cartilla de vacunaciones en regla.

Si vamos al extranjero, debe estar vacunado contra la rabia, tener el pasaporte de la Unión Europea (expedido por veterinarios) y cumplir los requisitos específicos de cada país. Podemos pedir información en embajadas y consulados.

Si vamos a viajar a algún destino lejano, debemos consultar con nuestro veterinario si hay que hacer algún tratamiento preventivo contra enfermedades exóticas.


Texto: Amadeu Obach, Veterinario.
Ilustración: ZYCU.com


Fuente: Estilos de Vida, nº39 (28/06/08) - La Vanguardia

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