miércoles, 17 de junio de 2009

Miedo y Fobia

Tener miedo es normal. De hecho, muchos perros experimentan esa emoción con personas, lugares, objetos o incluso ruidos. El inconveniente se presenta cuando el miedo es exagerado, lo que se convierte en un grave problema de convivencia tanto para el animal como para sus propietarios.

Según el Diccionario Psicológico, el miedo es una "reacción emotiva frente a un peligro reconocido como tal en estado de conciencia", es decir, el miedo es una emoción que provoca una respuesta que permite al animal (humano o canino) responder ante situaciones que podrían resultar peligrosas para la supervivencia.

El miedo es una emoción normal, que por tanto está presente en todos los animales, ya que necesitan reconocer los peligros que existen en su entorno. Por este motivo, la influencia del miedo es, casi siempre, beneficiosa para la conservación de la integridad del individuo y la especie porque genera mecanismos de defensa.
Pero cuando el miedo se manifiesta de forma persistente y desproporcionada hacia un objeto, una situación o una actividad específicos, provoca un deseo irrefrenable de evitarlo, que se define como fobia.
La fobia significa pánico y es una patología que suele manifestarse cuando el perro desarrolla un estado de ansiedad ante la aproximación del estímulo que desencadena el terror. Por ejemplo, un perro con fobia a los truenos empieza a manifestar un estado de ansiedad mucho antes de que estalle la tormenta, ya que puede prever su presencia.
Tanto el miedo como las fobias son respuestas emocionales que afectan a animales de ambos sexos por igual, y que pueden manifestarse a cualquier edad. Además, todo animal tiende a tener miedo ante cualquier estímulo extraño, por lo tanto, es una reacción habitual.

TIPOS DE MIEDOS Y FOBIAS
El miedo puede ser innato o aprendido. El miedo innato a los depredadores, a los fenómenos incontrolados de la naturaleza, y al fuego está presente en la mayoría de perros, y gracias a ello, han sido capaces de sobrevivir desde hace más de 14.000 años. Por otro lado, el miedo adquirido aparece tras alguna experiencia traumática que haya podido sufrir el animal durante su vida. Cualquier estímulo que pueda asociar con algo que le ha causado dolor o ha amenazado su integridad, provocará una reacción miedosa. Por ejemplo, para algunos perros la visita al veterinario es traumática porque está asociada al pinchazo de una jeringuilla, algo nada agradable.

En cuanto a las fobias, éstas son siempre adquiridas y son la causa de un miedo extremo a uno o varios estímulos, siendo muy difíciles de corregir y controlar. Las más frecuentes están relacionadas con los ruidos intensos (truenos o explosiones de petardos), las personas desconocidas (niños o cualquier persona extraña), el agua (miedo a meterse en el agua o al aseo), otros animales (normalmente otros perros), los vehículos (no querer subir al coche o huir de él), y lugares o situaciones en las que el animal haya sufrido alguna experiencia traumática.
Para un diagnóstico acertado de si se trata de un perro con miedo o con fobia, es fundamental la observación del animal.

TÉCNICAS DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA
Tanto para miedos como para fobias las técnicas de modificación de conducta que se utilizan suelen ser las mismas: desensibilización sistemática, aproximación sucesiva e inundación.
La desensibilización sistemática, es decir, la exposición del animal a un nivel de estímulo inmediatamente inferior al que le produce el miedo, se utiliza en la mayoría de los casos y es muy efectiva cuando se trata de una fobia.

La aproximación sucesiva es similar a la desensibilización sistemática, ya que se expone al animal a un nivel muy bajo del estímulo causante del miedo, de manera que no llegue a desencadenarse. Posteriormente se irá incrementando de forma progresiva el nivel de estímulos hasta que desaparezca la respuesta miedosa.

La inundación consiste en exponer al perro al estímulo problemático a un nivel que induce al miedo hasta que la respuesta al estímulo cese. Esta técnica es solo recomendable cuando se trata de miedos leves, porque si se aplica en un caso de fobia puede traumatizar doblemente al animal.

En todos los casos, cualquier técnica de modificación de conducta utilizada debe apoyarse siempre en un adiestramiento de condicionamiento inverso o contracondicionamiento, es decir, enseñar al animal una conducta incompatible con la realización de la conducta indeseada. Para ello, en primer lugar, es imprescindible que el perro esté adiestrado en obediencia. Por ejemplo, cuando un perro muestra agresividad por miedo hacia una persona, antes de que ésta aparezca, habrá que ordenarle que se eche, premiándole por ello. Cuando la persona aparece, el perro debe seguir echado, y hay que volver a premiar su conducta obediente. Y así hasta que el miedo desaparezca.
CONCLUSIONES
Tanto el miedo como las fobias pueden convertirse en un grave problema de convivencia, por eso deben tratarse por especialistas (tanto un educador canino como un veterinario), y cada caso requerirá un tratamiento específico. Respecto a la educación, en la gran mayoría de los casos los miedos son reconducibles. El tratamiento farmacológico prescrito por un veterinario es fundamental para algunos tipos de fobias, especialmente las relacionadas con los ruidos intensos.
En todos los casos es necesario comprender que un perro con miedo es un perro que sufre, por lo tanto es esencial resolver el problema para que tenga una vida feliz.

Por: Javier Rodríguez Batallé (Educador Canino)
Fuente: Animalia

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