lunes, 1 de septiembre de 2008

LA MASCOTA VUELVE A LA RUTINA

El regreso de las vacaciones no suele ser una época agradable ni para las personas ni para nuestros animales de compañía. Muchos perros y gatos se muestran deprimidos durante unos días, con poco apetito y reducen su actividad física al mínimo. Apenas tienen ganas de salir a la calle. La causa puede ser la falta de estímulos comparado con la frenética actividad vacacional, el cansancio de los viajes o simplemente un sentimiento de empatía hacia sus dueños, aunque quizás sea un poco de todo. Un animal sano no tardará en superarlo y en pocos días volverá a ser el de siempre, esperando ansioso a su propietario para jugar con él o salir de paseo.

Para muchos animales, nuestra vuelta de vacaciones significará conocer por primera vez su hogar definitivo. De hecho, los expertos en educación canina aconsejan como mejor época para adquirir un cachorro las vacaciones. El motivo: el de disponer de mucho tiempo para educarlo; cuando se trata de educación, cuantas más veces premiemos una conducta correcta antes aprenderá. Pero los cachorros de estos propietarios concienciados no serán los únicos que regresen a casa; a estos hay que añadir los de las innumerables camadas de perros y gatos de los pueblos y casas de campo que nos han acompañado felizmente durante las vacaciones y que acabamos adoptando de forma compulsiva a la hora de partir.

Pero cuidado con estos cachorros, han nacido en zonas muy sanas y carecen de defensas contra los virus de las ciudades, donde la concentración de perros y gatos es muy elevada. Un paseo por la calle puede ser suficiente para contagiarse. Es muy importante no sacar al animal hasta que no haya sido vacunado por el veterinario, y cuanto más pronto mejor, pues se han de acostumbrar al ambiente de la ciudad antes de que cumplan los tres meses.


REBELIÓN... EN LA GRANJA. A ellos hay que añadir toda clase de animales, especialmente si hay niños de por medio; renacuajos, ranas, lagartijas, culebras, peces, gorriones, tortugas, pollitos, patitos y hasta puerco espines y cerdos vietnamitas, entre otros. Algunos capturados en la naturaleza, otros procedentes de ferias veraniegas, casas rurales, granjas o parientes del pueblo. Unos, como las ranas, lagartijas, puercos espines, etcétera... son animales silvestres y siempre lo serán: no se van a acostumbrar ni se relacionarán con nosotros, no podemos considerarles animales de compañ´´ia, la inmensa mayoría morirán a los pocos días por inadaptación o cuidados inadecuados y además algunos pueden ser especies protegidas y su captura constituye un delito. Es cierto que para algunos niños, apasionados por la naturaleza, estas adquisiciones significan una ampliación de su época feliz de vacaciones y una compañía necesaria para ellos en estos primeros días de regreso a la rutina. Quizás la mejor solución sea negociar con ellos poniendo en evidencia que lo más importante es la vida del animal.

Los animales de granja como pollitos o patitos son de hecho animales domésticos, hace miles de años que conviven con nosotros y pueden adaptarse a vivir en pisos, pero han estado seleccionados genéticamente para producir alimentos para las personas, no para ser animales de compañía. Un pollito tiene un aspecto enternecedor pero cambiará en pocos días y crecerá muy rápido, se convertirá en un pollo o una gallina y hará sus necesidades por todas partes, produce olores desagradables y emite sonidos molestos. Tardaremos pocas semanas en darnos cuenta de que no se puede convivir con ellos y no sabremos dónde llevarlos. El conejo quizás sea una excepción, pero los que se utilizan como animales de compañía son razas enanas mientras que los de granja llegan a pesar seis kilos, y va a necesitar una jaula muy grande. Hemos de estar informados para decir no a nuestros hijos y argumentar nuestra decisión.

RECOGER EL PERRO DE LA RESIENCIA. A los gatos lo que más les preocupa es si territorio. Cuando llegan a casa después de unas semanas de ausencia comprobarán que todo esté en orden y que ningún intruso haya invadido lo que él considera su propiedad. Si no se sienten seguros, algunos marcarán su territorio con orina, pese a estar castrados. Los propietarios que ya hayan tenido alguna experiencia de este tipo en años anteriores pueden solucionarlo aplicando feromonas artificiales en puntos estratégicos del piso, antes de la llegada del animal, para que durante la inspección que haga lo encuentre todo en orden.

En cuanto a los perros, podemos comparar su estancia en las residencias caninas con la de los niños en las casas de colonias; la mayoría se lo pasan muy bien desde el primer momento, a otros les cuesta un poco y algunos no se adaptan. Un perro bien socializado con otros perros, que coma una dieta comercial no va a tener problemas de adaptación, mientras que otro que se pelee o ladre a todos sus congéneres o que esté muy mimado (algunos solo comen si su propietario se lo da en la boca) sin duda lo pasará mal y quizás sea mejor no llevarlo.

A la hora de recogerlos, unos estarán muy contentos de reencontrarse con su dueño mientras que otros se mostrarán indiferentes, esto reaviva el complejo de culpabilidad del propietario, que suele interpretarlo como una venganza por haberlo abandonado. Es difícil saber por qué actúan así, puede ser que estén un poco deprimidos o solamente desorientados y cansados. Este comportamiento suele durar unos días, en los que el animal no es el de siempre y responde poco a los estímulos del dueño, pero poco a poco todo volverá a la normalidad. Prestarle un poco más de atención y alargar los paseos puede serle beneficioso.

También suelen estar más delgados, o mejor dicho menos gordos, la ausencia de chucherías y comidas fuera de horas sin duda les ha sentado bien, una observación muy útil para abrir los ojos de aquellos dueños convencidos de que cada vez dan menos comida a su animal y curiosamente cada día pesa más.

Las buenas residencias suelen devolverlos limpios y desparasitados, en caso contrario es lo primero que debemos hacer al llegar a casa.


Fuente: Estilos de vida - La Vanguardia (nº48)

1 comentario:

Nuestra Salud dijo...

Nuestros perros y gatos hacen buenos compañeros y se sienten bien generalmente cuando son miembros valorados y amados de la familia.
Sin embargo, es importante socializarlos y entrenarlos desde el principio y también proporcionar un ambiente constante y seguro en el cual entiendan cuál es el comportamiento aceptable y cuál no es. Considere un remedio que contenga ingredientes naturales seleccionados conocidos por su efecto positivo sobre el comportamiento y salud emocional de su perro o gato.